Autoreflexión

pretty very busy multitasking housewife  on white

A mi siempre me ha gustado comprar. Antes era más compulsiva que ahora. A medida que vas madurando y tienes más responsabilidades, aprendes a comprar más lo que necesitas, y aunque puedas dejarte algo ahorrado para caprichos, ya no es salir, comprar, salir, comprar. Eso ha hecho que cada vez me sienta menos culpable de caer en la tentación, aunque es verdad que también me he vuelto más tacañona, y me cuesta horrores dejarme más de 30 euros en unos zapatos.

Siempre me ha hecho feliz adquirir detallitos en ocasiones especiales; por ejemplo, estás de bajón, pero sales, te tomas un café con una amiga, entráis en un Accesorize y te compras un colgantito de 10 euros. No lo suelo hacer a menudo. Pero es algo que me alegra el día. Y ahora que no tengo dinero casi ni para cafés pues lo echo de menos.

Algunas personas me decían que era imposible que algo tan superficial como comprar me hiciera feliz, que debería sentirme vacía y reflexionar sobra cómo un objeto puede sacarte de una depresión. Y claro, esa conciencia católica que nos negamos a aceptar, pero que está ahí, me decía que estaba mal, que era casi «pecado». Pero después de pasarlo realmente mal en la vida, de ciertas cosas que me han pasado, he aprendido a hacerme feliz. Y si me puedo permitir comprarme un brillo de labios y eso no sólo me va a hacer ilusión sino que encima me hará sentir guapa y me subirá la autoestima, pues que se queme Roma, que yo me lo compro. Pero eso es lo que queda de mi consumismo feroz.

Hace poco empecé este blog. Teóricamente iba a ser sólo para hablar de productos que había probado, de mis truquitos, para compartirlos con vosotras. Pero poco a poco me di cuenta, con la incorporación de Noe y Lu, de que podía ser mucho más abierto. A mi me encata leer blogs de moda, o de belleza, pero admito que no tengo nada que ver con esas chicas. Yo no llevo vestidos de Kling; gastarme 30 euros más en una prenda de TopShop que puedo encontrar mucho más barata en H&M me parece un sacrilegio; me gusta saber que Gucci saca temporada nueva pero me da un poco igual, porque en la vida voy a comprarme algo de marca, y si alguna vez tengo el dinero para ello, seguramente pensaré «¿1500 euros por un bolso? ¡¡Me los gasto más a gusto en un viajecito!!». Y eso es lo que hace a DeChicas original. Hablamos de cosas que nos afectan a la mayoría de chicas mileuristas, que tienen que hacer malabarismos para llegar a fin de mes, que están más interesadas en que alguien les hable de la bolsa de una manera entendible que en los clones de bolsos y zapatos. Que todo eso también tiene cabida aquí (os hablamos de marcas amigas, de apertura de tiendas asequibles, de nuestras marcas de mquillaje o cremas favoritas), pero no nos limitamos. Queremos que sepáis quién es Elisabeth Peyton, quién fue Emilie Flöge, que podéis ser solidarias con sólo 6 euros haciendo una carrerita en Barcelona, que podéis disfrutar de vuestra ciudad sin arruinaros, que hay vida más allá de Dior.

Por ello quería daros las gracias a las que nos leéis. Me gustaría que participárais más, que propusiérais cosas para mejorar el blog, pero quizá hemos dado con un público tímido. Os queremos igual. Y os celebramos.

¡¡¡Bienvenidas todas a DeChicas!!!

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