Hace mil años mi madre me regaló un cepillo facial. No supe encontrarle el punto y acabó abandonado en un rincón del baño hasta que mi madre se hartó y lo tiró. Quizá me pilló mala época o quizá no era la hora de los cepillos faciales.
Hace mil años mi madre me regaló un cepillo facial. No supe encontrarle el punto y acabó abandonado en un rincón del baño hasta que mi madre se hartó y lo tiró. Quizá me pilló mala época o quizá no era la hora de los cepillos faciales.