Hace unas semanas contactaron conmigo desde Spa Hammam Rituels d’Orient para invitarme a probar su ritual Al Medina. Era la primera vez que visitaba un Hammam así que no me lo pensé dos veces y acepté encantada la invitación.
Spas hay unos cuantos en Barcelona, pero que yo sepa este es el primer hammam. ¿Y en qué se diferencian, os estaréis preguntando? Pues un un spa suele tener piscinas a varias temperaturas, fría y caliente, sauna seca y sauna turca, y suele estar más enfocado a relajar los músculos y mejorar la circulación. Para mi el hammam va un poquito más allá y me gusta pensar que también busca curar el alma. Me explico: un hammam despierta los sentidos, y busca que te relajes lo máximo, y tu cuerpo y tu mente se dejan llevar por un ritual milenario de purificación.
El Hammam Rituels d’Orient está situado cerca de la Plaça Francesc Macià en Barcelona. Jerome, su fundador, y Stephanie su esposa solían ir al hammam como mínimo una vez al mes cuando vivían en Paris. Al llegar a Barcelona les sorprendió no encontrar hammams en la ciudad. Decidieron entonces construir uno a su gusto, aprovechando la afición por el sector de los cosméticos de Jerome y su experiencia laboral en L’Oreal. Así nació Rituels d’Orient.
Cuando llegas, lo primero que te encuentras es la zona de recepción y de venta de productos naturales. Puedes probarlo absolutamente todo y hacer cualquier pregunta que se te ocurra sobre ingredientes o los mil y un usos de sus productos. Si tenéis tiempo, os animo a probar las mantecas de karité (cuidado que enganchan).
Lo único que tienes que llevar es un bañador o bikini. Ellos te proporcionan el albornoz, el pareo y las chanclas. Entras sola al vestuario para cambiarte y te dan una preciosa llave para que guardes tus cosas en la taquilla. Tranquilas, nadie os va a pillar desvestidas. Por eso hay que pedir hora, porque no hacen coincidir a nadie, a menos que vayas con acompañante.
Una vez te has puesto el bañador, el pareo, el albornoz y las chanclas te esperas en una preciosa sala decorada al estilo oriental hasta que vengan a buscarte. Fue en este momento en el que Jerome vino a contarme un poquito más de su Hammam y de los incontables beneficios para la salud que tiene. También me explicó con detalle el recorrido que iba a realizar. Después una chica preguntó por mi, me dió una botellita de agua fría y me acompañó a las salas.
La primera sala, la más grande, está a 37 grados. Te aconsejan que te duches con agua tibia y mojes el pareo, lo extiendas sobre la piedra y te estires unos 5 o 10 minutos, para aclimatarte al calor húmedo y evitar que te baje la tensión y te marees. Hay una pequeña piscina y unas picas con agua y cuencos para que te vayas refrescando y crees contraste de temperaturas. También hay una ducha.
La otra sala, más pequeña, está a 46 grados, y entre las dos la humedad supera el 80%. Además añaden unas gotas de aceite esencial de eucalipto y menta para abrir y despejar las vías respiratorias, hidratarlas y oxigenarlas. Se trata de ir alternando las salas y la piscina, para eliminar el máximo de toxinas y abrir los poros.
El calor húmedo provoca una mayor irrigación sanguínea y se aceleran las funciones metabólicas, provocando una agradable sensación de bienestar. Los músculos se relajan, lo que favorecerá el posterior masaje.
Más o menos a los 45 minutos te vienen a buscar para realizarte una exfoliación oriental. En una sala dentro de la sala grande, te tumban sobre unos bancos de mármol. Con un cuenco de metal te van echando agua tibia por todo el cuerpo con movimientos bruscos, para que sea más agradable. Después te aplican por todo el cuerpo jabón negro Beldi, a base de oliva negra y eucalipto, que huele de maravilla y relaja bastante. Te aclaran con los cuencos de agua tibia y a continuación te exfolian con un guante de kessa que te regalan! Al principio la sensación es un poco extraña, porque te tienen que dar con mucha fuerza para eliminar todas las impurezas y células muertas de la piel (y rasca un poco). Fue muy gracioso porque al acabar, antes de aclararme con agua la chica quiso enseñarme todas las células muertas que había sacado y que se hacen visibles gracias al jabón negro. Me sorprendí bastante (negativamente). Nota mental: exfoliarme más.
A continuación te dejan unos cinco minutos más en la sala grande y después pasan a buscarte para el masaje oriental. Hay cuatro aceites esenciales a escoger para el masaje: jazmín, rosa, ámbar y azahar. Yo escogí ámbar, no sé muy bien por qué. Me dejé llevar. (Dato curioso: el ámbar es la piedra preciosa de los géminis). El masaje es muy suave y relajante. Empieza por las piernas y va subiendo hasta acabar por la cabeza. El aceite esencial, además de hidratar y suavizar la piel, es relajante. Como los músculos ya se han destensado con el calor de la sauna, se disfruta más. A mi me faltó poco para dormirme.
Por último, y para acabar el ritual, vuelves a la sala oriental, dónde te espera un delicioso té de menta y un dulce árabe. Es aquí dónde me encontré con Marie, quién me había contactado, y que me preguntó por mi experiencia. Bueno, en realidad acabamos hablando de todo, hasta de la vida, de potingues naturales, de la maravillosa idea de abrir un Hammam en Barcelona y de lo bien que se encuentra una al acabar el circuito.
En conclusión: superó con creces mis expectativas. El trato fue exquisito, te hacen sentir como una reina, responden a tus preguntas, todo el mundo es amable y muy agradable. Reconozco que en mi ignorancia iba con el chip de un spa y me sorprendió el minimalismo de las salas, de paredes y techos desnudos; la sencillez y a la vez la efectividad del ritual. Me dejé llevar, me relajé, y salí flotando, relajada de mente y cuerpo. Me gustó mucho el hecho de que no hicieran coincidir mucha gente. Al principio habían dos amigas y una pareja. Pero enseguida la pareja se fue al masaje y las amigas a la exfoliación, de modo que nadie ni nada te molesta para dejar la mente en blanco. También me gustaron muchísimos los productos naturales que utilizaron. El jabón era como una especie de gelatina que se extiende muy bien por el cuerpo y que al contacto con el agua se vuelve blanquecino y jabonoso. Y los olores contribuyen a relajarte y a llevarte a ese estado casi de contemplación. Por eso os digo que el hammam cura el alma!
Si podéis, os recomiendo con todo mi corazón que visitéis Rituels d’Orient! El ritual que yo hice, el Al Medina, cuesta 69€ o 89€, dependiendo si escogéis un masaje de 20 o 40 minutos. También tienen otros rituales y varios tratamientos de cabina. El que más me ha llamado la atención es la depilación con caramelo, al estilo árabe. No sé si habéis visto la película Caramel (si no, os la recomiendo también) pero en ella describen como se hace ese caramelo (agua, azúcar y limón) y cómo se aplica: es como una goma que se van pasando por las manos, se extiende en la misma dirección que el vello y se retira brúscamente. Tarda unas cuantas sesiones en notar cómo retrasa la aparición del vello, pero quienes lo han probado dicen que funciona. Podéis encontrar toda la información de tratamientos y precios en su web.
Y vosotras, ¿habéis estado alguna vez en un hammam?
Os dejo su página web: http://www.rituelsdorient.com/
Nota: todas las fotos son cortesía de Hammam Rituels d’Orient.
** Este post ha sido redactado según el Código de Confianza C2C
Que buena espiración , me han dado unas ganas tremendas de probarlo , así que lo probare
Despues de leer el post entran unas ganas de agarrar el bañador y salir corriendo al hammam! Me relaja solo leerlo.