La primera vez que oí hablar de Eiko Ishioka (Tokio 1939 – 2012) fue en la escuela de cine. Tuve que hacer un trabajo sobre el vestuario y la escenografía de una película, y escogí Drácula, de Bram Stoker de Francis Ford Coppola. La película está llena de referentes pictóricos, algunos ya los conocía (era muy fan de Klimt y de Durero), y otros los descubrí gracias a ella, como Jan Toorop o Dante Gabriel Rossetti.
Eiko nació en Tokio en 1939, y tras graduarse en Bellas Artes y música en la universidad de su ciudad, empezó a dedicarse al diseño gráfico y la publicidad. Su primera incursión el cine vino con Mishima. Una vida en cuatro capítulos, de Paul Schrader. Diseñó la escenografía y el vestuario del montaje teatral de M Butterfly, por el que recibió dos premios Tony. Entonces Coppola la llamó para participar en su versión de la obra de Bram Stoker, y con esta colaboración llegó el Oscar. Su trabajo está considerado como arte, y forma parte de la exposición permanente de algunos museos, incluyendo el MoMa de NY. También deiseñó el vestuario de la gala de los JJOO de Pekín, e incluso colaboró en un espectáculo del Cirque du Soleil, y en un videoclip para Björk.
En el cine, su colaboración más estrecha ha sido con el cineasta índio Tarsem Singh, con el que ha creado obras tan espectaculares como The Cell, The Fall, Immortals y la recién estranda Mirror, Mirror, la historia de Blancanieves con Julia Roberts y Lilly Collins (no confundir con Snow White and the Hunstman).
Os dejo con algunos de los diseños que creó antes de morir, este enero, para Mirror, Mirror. Disfrutemos por última vez de su inmenso talento.