De festivales y glitter

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Hacía como cuatro años que no iba de Festival, pero este año me convencieron para que fuera al Primavera Sound. Es uno de mis festivales favoritos, y los conciertos, salvo algún pequeño fallo técnico han estado muy bien. Pero me han quedado claro unas cuantas cosas.

  • Estoy mayor. Esto es así, mis piernas están doloridas; creo que me han salido unas 700 varices por centímetro cuadrado de piel; del lumbago bien, gracias; y he tardado aproximadamente unos 5 minutos de reloj en levantarme de la cama con movimientos lentos de abuela. Darlo todo durante 3 días ya no es para mi.
  • Louis Canning programa los conciertos. Soy consciente de que sólo los fans de The Good Wife entenderán esta referencia. Pero vengo a decir que me he perdido grandes conciertos porque aquello era Vietnam; y había como 4 Mordors (vamos, que te hacías la media maratón de un escenario a otro); había grandes «clashes» que hicieron correr mares de lágrimas (lo de Saint Vincent y Future Islands es de «a las barricadas»); lo de tener los dos escenarios principales uno en frente del otro hizo que me sintiera un poco Benny Hill yendo de uno a otro; y no me hagáis hablar de la noche del sábado…
  • Prepárate a perder tu dignidad. Que te cacheen para buscarte botellas de agua y luego ni se inmuten si te pillan M o marihuana es demencial. Y denigrante. Y estúpido. Y sin sentido… Perdí la cuenta de las petacas que vi (que gran redescubrimiento, esto de las petacas!).
  • Stop postureo. Sí si, mucha gente en primera fila, pero allí no bailaba ni cantaba ni Dios. Todos parados como «estequirots», que parecía que estaban todos meditando sobre la posibilidad de que Obama haya cometido una violación de derechos humanos al espiar a sus madres mientras chatean con sus amantes. Por dios, más sangre y menos horchata! O quedaos atrás y dejar las primeras filas (y su correspondiente espacio vital para bailar) a la gente que sí quería estar allí.
  • Para presumir hay que sufrir… un ictus. Yo a los festivales no voy en chandal porque hace años que quemé el último. Pero vamos, yo voy a escuchar música, y bailar, y para eso, amigos, hay que estar cómoda. Que vas a pasarte un mínimo de 8 horas cada día, 3 días de pie, con un frío que ni en Winterfell, en una especie de parque abandonado, con el 93% de sus baldosas petadas, hecho un barrizal por las lluvias que ríete tú de Glastonbury (vale, aquí he exagerado un pelín), y que al acabar conseguir un taxi es como encontrarle el gramo de grasa a Giselle Bundchen. Que si, que todas saldréis en el sartorialist de turno hipermonas de la muerte, pero algunas rozábais el ridículo psiquiátrico. Yo con mi Russian Red ya estaba lista!
  • That’s so 2013. Si algo me ha quedado claro este año en cuanto a moda de festivales es que está pasada de moda. Las de las flores en la cabeza llegan por lo menos dos años tarde y un festival tarde (Coachella’s wanabes). Las de las faldas lápiz y chaquetones negros hasta el tobillo con doctor Martens, llegáis 20 tarde (por favor, que alguien pare esta moda pronto). Las del glitter en los ojos… eso no lo quita ni la más potente de las aguas miscelares. Estoy segura de que estas slutty fairies se dejaron la purpurina los 3 días de festival, y cuando se despierten hoy a eso de las 20:30 intentarán quitárselo. Y cuando se dejen los ojos en carne viva oirán una risa como lejana muahahahahahahahahaha

Pues eso, no creo que vuelva el año que viene. Prefiero ir a conciertos, dos horitas y para casa.

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